Las lepidópteras, más conocidas como mariposas, son los insectos voladores más lindos que conocemos, llenas de colores, vitalidad y también misterio. Una de sus principales características, es su corta vida. Pueden vivir entre días, semanas o, en algunos casos, pocos meses, pero lo cierto es que su tiempo en la tierra es muy escaso.
Según explica la “Asociación Zerynthia”, las mariposas son indicadores de la calidad medioambiental y de la salud de los ecosistemas. Además, son un elemento muy importante en las cadenas tróficas y resultan fundamentales para muchas especies de aves, murciélagos y mamíferos insectívoros.
Debido a que estos insectos comienzan siendo una simple oruga para luego, florecer, embellecerse y volar, hay quienes las asocian con un símbolo de renacimiento, de resurgir de las cenizas. Algo sin dudas más místico.
Algunas culturas antiguas, las vinculan con la partida del cuerpo terrenal a la vida divina, haciendo una metáfora con el proceso de cambio que sufren las lepidópteras.
El significado de las mismas, puede variar según la cultura y la religión. También por su color, su forma, su posición, o incluso por donde ingresa a un hogar o donde se posa.
En este sentido, para algunas creencias, el hecho de que una mariposa se pose sobre una persona, es un símbolo de resurrección y de paz, mientras que para otros, son señales de amor y libertad. En ocasiones inclusive, puede estar relacionado con la aparición de un ser fallecido que te viene a visitar.
Otro significado
Por lo general, se dice que cuando este insecto se posa sobre algún sujeto, esto representa un símbolo de suerte y prosperidad. Además, de una posible mutación.
Esto implica que se aproxima un momento de cambio en el que desaparecerá todo lo malo que causaba preocupación, para transformarse en algo positivo para aquel afortunado al que la mariposa eligió.