Con sus maravillosas flores que abarcan un amplio abanico de colores, desde el blanco, pasando por los tonos rosas, hasta llegar a un rojo intenso, la Camelia colorea los jardines, desafiando la temporada del frío.
Originaria de Asia sudoriental, China y Japón, se la denomina cientificamente Camellia y comúnmente Camelia, es un arbusto que pertenece a la familia de las Theaceae, posee más de 300 especies descritas y casi 3.000 híbridos.
Cada Camelia es única, y tal como sucede con las orquídeas, los apasionados coleccionistas de la jardinería, cultivan y cruzan sus propios ejemplares en busca de la flor perfecta.
Entre sus muchas variedades, las más conocidas son:
- La Camelia Sinesis, cuyas hojas y brotes se utilizan para producir té.
- Las ornamentales como la Camelia Japónica, destinada a la decoración de jardines.
- La Camelia oleífera, con la que se produce aceite de semilla de té. Este delicado aceite se emplea tanto en gastronomía como en cosmética.
Es muy apreciado por su alta calidad nutricional. Una de sus principales características es que carece de olor, lo que en las comidas, hace que resalten los otros aromas.
En cosmética, el aceite esencial que extraen de las semillas, se emplea en cremas y productos para la piel y el cabello.
Sus principios antioxidantes, cicatrizantes y antiinflamatorios son el resultado del alto contenido de ácido oleico (omega-9).
Los cuidados que precisa la Camelia
Ubicación:
Si nos preguntamos dónde colocar a la Camelia, la respuesta es preferiblemente en el jardín, ya que eso permitirá que la planta adquiera su máximo esplendor y tamaño. Necesita recibir mucha luz solar, pero de forma indirecta o del sol de la mañana.
La Camelia se adapta bien al cultivo en maceta (con buen drenaje) y en el interior de las casas. Siempre que sean lugares bien iluminados y con humedad ambiental.
Riego:
Se debe regar con aguas blandas, preferiblemente de lluvia o destiladas. Las aguas con cal son muy perjudiciales para la Camelia.
Precisa una humedad constante en el sustrato, cuidando de evitar el encharcamiento.
Suelo:
Es una planta acidófila, por lo que requiere de un sustrato especial que puede ser suplementado con un mulching de corteza de pino o pinocha, lo que la ayudará a mantener su humedad y acidez.
Su sustrato requerirá el aporte de fertilizantes ricos en nitrógeno, fósforo y potasio.
Poda:
Es una planta de crecimiento lento. Conviene efectuar un mantenimiento regular de la Camelia, retirando sus flores marchitas, hojas o ramas dañadas. Lo ideal es realizar la poda al finalizar la floración.
Siguiendo esta sencilla guía de cuidados, tu Camelia lucirá en todo su esplendor, llenando de hermosas flores tu casa y jardín.