La final de Qatar 2022 sigue latiendo en la memoria colectiva como una obra maestra del fútbol moderno. Argentina campeona, Messi coronado, Mbappé con tres goles y una herida abierta. Pero cuando todo parecía alinearse para una revancha en marzo de 2024, el protagonista inesperado fue el propio Kylian Mbappé, quien se plantó ante la Federación Francesa de Fútbol y dijo: no.
Según reveló el diario L’Équipe, el delantero del Real Madrid se convirtió en una voz decisiva dentro del vestuario azul. Con 90 partidos en su haber y el brazalete de capitán bien ajustado, Mbappé se opuso a la idea de viajar a enfrentar a Argentina en un amistoso de alto voltaje. El motivo: el desgaste físico y logístico que implicaría el traslado desde París. Pero detrás del argumento práctico, muchos leyeron un gesto simbólico: el duelo con la Scaloneta aún quema.
“Cuestionó al presidente de la FFF varias veces”, señalaron fuentes cercanas al equipo. Y lo hizo con firmeza, como un líder que ya no solo corre, sino que también decide. En un equipo que perdió referentes como Lloris, Giroud y Varane, Mbappé asumió el rol de interlocutor persuasivo, capaz de moldear el calendario y marcar el pulso de una nueva era.
Guy Stéphan, segundo entrenador de Francia, lo definió como “un capitán feliz”, alguien que sonríe en los calentamientos y se expresa mejor que nunca. La transformación es evidente: el joven prodigio se convirtió en estratega, en voz política, en figura que trasciende el césped. Y aunque la revancha quedó archivada, el mensaje fue claro: Mbappé no quiere repetir el pasado, quiere escribir el suyo.
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La pregunta que queda flotando es si ese duelo volverá a ocurrir. Porque si algo enseñó Qatar, es que cuando Messi y Mbappé comparten escenario, el fútbol se convierte en algo legendario.