Carlos Alcaraz no pisa Wimbledon. Lo conquista. Con apenas 22 años, el tenista español atraviesa un momento tan brillante como multifacético: se entrena con Novak Djokovic entre bromas y complicidades, domina el circuito como el gran favorito y hasta se ve envuelto en rumores románticos junto a la británica Emma Raducanu. Todo esto mientras el All England Club lo espera para revalidar su corona.
Su victoria más reciente en Roland Garros, en la final más extensa desde la era profesional, selló su superioridad sobre el italiano Jannik Sinner, su gran rival generacional. En Londres, la historia continúa: Sinner busca revancha y Djokovic, con 38 años y siete títulos en el césped londinense, sueña con alcanzar su 25º Grand Slam. Pero todos los reflectores apuntan al murciano.
El aura que rodea a Alcaraz se alimenta también del carisma que despliega en sus interacciones con Djokovic. Durante un entrenamiento en la cancha central, ambos intercambiaron elogios —y chicanas amistosas— ante las cámaras. “El privilegio es mío de jugar con el siete veces campeón aquí”, dijo el español, mientras el serbio bromeaba con el respeto que su joven colega le debe: “él dice que me respeta pero la realidad es que llevas dos años sin respetarme en esta cancha”. La frase de Nole apunta directamente a las dos finales que el murciano le arrebató en las pasadas ediciones, algo que puede llegar a repetirse este año.
Como si fuera poco, su emparejamiento con Raducanu para el dobles mixto del US Open avivó chismes en la prensa y redes. Aunque ambos lo niegan entre risas, una reciente declaración de Emma a la BBC dejó picando la pelota: “Nos conocemos desde antes de ganar nada… verlo triunfar siempre me motivó a hacerlo también”. ¿Amistad profunda o algo más? El tiempo y los sets lo dirán.
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Por ahora, Wimbledon se convierte en el epicentro de una historia que combina talento, historia, admiración mutua… y un poco de novela. Alcaraz está escribiendo un capítulo de oro, y el tenis —junto con sus fans— están disfrutando cada punto.